
El día 3 de marzo, fue establecido por la ONU en el año 2013 como día mundial de la vida silvestre o “día de la naturaleza”, para destacar la importancia del “valor intrinsico que la flora y la fauna salvajes tienen, contribuyendo en aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del desarrollo sostenible y del bienestar de los seres humanos”.
Además se pretende con esta celebración “crear conciencia acerca de la multitud de beneficios que la conservación de estas formas de vida tiene para la humanidad”, y la necesidad de “combatir los delitos contra la naturaleza, los cuales acarrean consecuencias de gran alcance en el ámbito económico, medioambiental y social”.

Parece que en Asturias, las anteriores cuestiones no son tenidas en cuenta, salvo por el lema publicitario “Asturias Paraiso Natural”, quedando en entredicho las políticas, o más bien “no políticas”, de gestión y protección de nuestro patrimonio natural por los gobiernos del Principado de Asturias, con independencia de su color.
Casos como el asesinato de lobos y su exhibición macabra y pública, las muertes de osos por causas desconocidas o víctimas de la caza furtiva, etc., de momento sin ningún tipo de consecuencia penal, es un ejemplo lamentable de ese dejar hacer del gobierno autonómico.
Otro reflejo más de esta situación, es la falta de apoyo, medios y presiones, que sufren las guarderías autonómicas, seprona, bomberos forestales, y otros colectivos profesionales vinculados a la protección de nuestros espacios naturales; así como los colectivos sociales y organizaciones ecologistas a los cuales se les acusa de “intereses”. Claro, su interés es la defensa de nuestro patrimonio natural como algo de todos/as y para todos/as, por lo cual en lugar de ser denostados, deberían ser incorporados a todos los ámbitos de participación y consulta buscando el equilibrio frente a esos “intereses particulares”.

Añádanse, las consecuencias económicas, sociales y medio ambientales relacionadas con el cambio climático, y sus impactos críticos en cuestiones clave el agua, la subida del nivel del mar, los aumentos de temperatura, etc., una de cuyas consecuencias inmediatas serán en fechas muy próximas los incendios. Donde otra se “taparán los ojos”, no queriendo actuar sobre el origen del problema, y evitando adoptar medios y medidas preventivas. Luego sus nefastas consecuencias las deben asumir los habitantes de las zonas afectadas en sus bienes y en su patrimonio natural.
Las administraciones públicas deberían liderar esa lucha contra el cambio climático y en la protección de nuestro patrimonio natural, pero la imagen que se está dando es precisamente de falta de liderazgo, un “no saber qué hacer” con ese patrimonio natural, y una “cuasi impunidad” ante los delitos que se cometen. De momento, este año, piensan celebrar de manera institucional, su buena actuación, con un concierto en Rioseco (Sobrescobio) organizado por la fundación Princesa de Asturias.