Estos días la costa asturiana ha podido disfrutar de la niebla como si se tratara de una película londinense.
Al igual que con el cinematográfico “smog”, la niebla tiene una causa climatológica, pero está compuesta de gases contaminantes.
Tal y como venimos denunciando desde EQUO, y como han denunciado las organizaciones ecologistas durante los últimos años, tenemos un muy grave problema de contaminación atmosférica en Asturias.
Queremos públicamente reconocer el trabajo de las plataformas contra la contaminación de Gijón y Avilés en la denuncia de esta situación.
Contaminación que afecta a las personas alérgicas, a las personas con problemas respiratorios, contaminación que mata a muchas personas cada año. Disminuye nuestra calidad de vida al afectar a nuestra salud y reduce nuestros años de vida. Y cuesta dinero, mucho dinero en sanidad pública.

Durante los últimos años, la Consejería ha obviado las mediciones constantes, polemizado sobre si había averías en los medidores, sobre si estaban bien colocados, todo menos afrontar los problemas. Más allá de los números que den los medidores solo tenemos que mirar y ver una contaminación que es casi palpable.
Esto hay que tomárselo en serio, no puede ser una soflama electoral.
Hay que tomar medidas en muchos campos y debe entenderse la prevención de la contaminación y la mejora de la calidad del aire como una política global, donde está implicado el estado, la comunidad autónoma y los ayuntamientos.
Recordamos nuestras propuestas en el tema:
Transporte
Hay que parar el deterioro de las líneas de FEVE y de sus estaciones. El tren es un elemento fundamental para conseguir un transporte sostenible. Olvidémonos de la megalomanía del AVE a Gijón y vamos a mejorar las líneas y los servicios que tenemos.

Hay que afrontar la situación de la estación de tren de Gijón. No podemos seguir esperando los reyes magos del soterramiento durante décadas mientras se siguen perdiendo pasajeros en el tren y se sigue manteniendo una estación de autobuses con una situación lamentable. No hay dinero para el proyecto del soterramiento. Por tanto hay que afrontar esa situación y ver qué posibilidades reales hay de solucionar el enorme problema que crearon los proyectos faraónicos que se pensaron en su día.
Hay que impulsar la bicicleta de manera decidida y valiente en todas las ciudades.
Energía
Los combustibles fósiles son el pasado. Todos. El único futuro posible son las energías renovables y el ahorro de energía. Un futuro seguro que nos ayude a tener soberanía energética y ayudar así a parar guerras como la de Siria. No olvidemos que nuestra dependencia del petróleo es la causa de la mayoría de conflictos que hay hoy en el mundo.
Si todo el dinero que se destina a subvencionar los combustibles fósiles se dedicara a mejorar nuestra eficiencia energética, estaríamos generando empleo, más del que dan las minas, reduciendo la pobreza energética e invirtiendo para nuestro futuro.
Industria
Por duro y difícil que sea, las leyes están para cumplirse. Ni Arcelor Mittal, ni Alcoa, ni EDP, ni ninguna otra gran empresa pueden saltarse la ley. Muchas de esas empresas en su día fueron públicas y fueron privatizadas por la conveniencia partidista en condiciones lesivas para los intereses de la ciudadanía. Hoy todas ellas son propiedad de grandes grupos que son más financieros que industriales, casi monopolísticos en su sector. Esas empresas chantajean a los trabajadores y a los gobiernos con su capacidad para deslocalizar la producción y los empleos. No debemos ni podemos aceptar ese chantaje, están en juego nuestra salud y la de nuestras familias. Hay que exigir que todas las empresas, por grandes y poderosas que sean cumplan la ley.
Además, es necesario desarrollar un plan industrial que potencia la mediana empresa con procesos menos intensivos en consumo de energía y que suponga un diversificación real. Para ello es imprescindible una inversión real en investigación. No podemos depender solo de un puñado de empresas que dobleguen nuestra soberanía.
Quienes están en cargos públicos tienen la obligación de defender la salud y la vida de la ciudadanía y deben hacerlo. Devaluar nuestra calidad de vida no forma parte de la solución, sino del problema. Existe la posibilidad de implantar un nuevo modelo productivo que sea menos agresivo con el medio ambiente y que genere empleo.