Nos oponemos a la desprotección de las prostitutas por parte del ayuntamiento de Oviedo
Consideramos que el ayuntamiento incumple su obligación de salvaguardar los derechos de las personas – en su mayoría mujeres- que ejercen la prostitución en la ciudad y que tomará medidas para invisibilizar su existencia.
Tras la aprobación en el último pleno municipal de una iniciativa de IU, Oviedo será declarada ciudad libre de la trata de mujeres y de la prostitución. Bajo tal denominación se ampara la persecución de la actividad mediante sanciones a los clientes. La mayoría en la votación fue conseguida gracias a los votos del PP, PSOE e IU, mientras que Somos y Ciudadanos optaron por abstenerse al considerar que la persecución empuja a las prostitutas, y en especial a las que ejercen en peores condiciones, a una mayor marginalidad.
Según datos de APRAMP, la Asociación para la reinserción y la atención de las mujeres prostituidas, el 90% de las mujeres que deciden ejercer la prostitución se ven condicionadas por una penosa situación económica, siendo estos datos aceptados y divulgados habitualmente por las entidades abolicionistas.
“La prostitución es un síntoma de la desigualdad económica y de género que existe en nuestra sociedad, y negando el síntoma el problema no sólo no desaparece sino que se agrava. La sanciones a los clientes y por lo tanto la disminución de la demanda, devuelve a las trabajadoras al punto de partida para el que ya no encuentran solución, su grado de vulnerabilidad y de exposición aumenta exponencialmente y no hay ningún plan del ayuntamiento para cuando esto pase. Por otro lado la lucha contra la trata, que ya se está llevando a cabo, lo que necesita son más medios y recursos para ser efectiva y no meras declaraciones”, afirma Emma Álvarez, coordinadora del grupo autonómico de democracia y derechos.
Apostamos por gestionar la problemática de la prostitución en vez de tratar de eliminarla “de un plumazo”, con la vista puesta en combatir hasta eliminar el abuso, la violencia, la subordinación y el estigma que acompaña tradicionalmente a la actividad. Para lograrlo consideramos “imprescindible” que las mujeres y hombres que ejercen la prostitución se “organicen y tengan voz propia en el espacio político”.